Holbox, Paraíso Terrenal

Por : Javier Camara Rubio

Después de rehusar muchas invitaciones de mi amigo Alejandro (Ruso) para pescar en “Su Isla” por motivos de la vida cotidiana, decidí probar otra vez mi suerte con los Reyes Plateados tan deseados por los pescadores de mosca. Ya había realizado uno como de 40lbs en un viaje que hice en el ´98, la verdad estaba feliz de mi pequeña hazaña, y decidí seguir dedicándome a pescar macabí (Bonefish) y buscar la palometa (Permit) que a la fecha no se ha dado, la verdad es que el macabí y la palometa son una pesca muy distinta a la del sábalo (Tarpon), sin menospreciar a ninguno, claro, después de este viaje mi opinión acerca de los sábalos cambió mucho.

No es frecuente un viaje de pesca así de bueno. El primer día salí con mi buen amigo Martín como guía, salimos a unas rocas que están un poco retiradas de Holbox, estaba un poco escéptico al respecto puesto que en años pasados no había visto nada en ese lugar. Salimos al amanecer como es costumbre, la salida del sol cuando uno sale a pescar en el mar hace empezar ya el día bien, después de una hora empezaron los sábalos a abollar, era un cardumo bastante grande, rodeando la lancha, haciendo Daisy Chaín debajo de nosotros, ¡Que gran espectáculo! No sabía para donde lanzar puesto que estaban por todos lados, de repente lanzo a mi izquierda y engancho uno que estime como de 60Lbs. La pelea duró poco, 15 minutos, puesto que mi leader se reventó gracias a Dios, ya que segundos después de que lo perdí hicieron su aparición dos enormes tiburones limón, preciosos pero muy dañinos para los sábalos enganchados, ni hablar, nos fuimos a pescar sábalo chico (Baby Tarpon) y con buena suerte enganche muchos más de los que realicé

Al llegar a casa de Ruso le contamos de nuestra hazaña y decidió acompañarnos los días siguientes. Al otro día decidimos ir a un lugar donde abunda el róbalo (Snook), pero las lluvias habían dejado el agua demasiado roja y nada de róbalo, enganché solo uno como de 6 lbs pero se fue, así es la pesca. Decidimos regresar a tierra puesto que vimos la tormenta que se acercaba, por cierto que nunca me había tocado una tormenta así en el mar. Eran como las 6:00 PM y decidimos refugiarnos en la Isla de Pájaros, cuando paso la lluvia decidimos probar suerte en el río, después de 10 minutos buscando empezaron abollar los sábalos por todos lados, eran muchísimos, lancé mi mosca y justo debajo de la lancha los tres vimos platear un sábalo. ¡Pas! se tensa mi línea y se enreda en mis pies, no recuerdo haber tenido esa agilidad, cuando vi que la línea empezó a enredarse en los dedos del pie salte por instinto y por suerte se desenredó la línea, no sabíamos todavía de que tamaño era el animal hasta que dio el primer brinco, guau es grande me dijo Ruso, siendo el primer sábalo en realidad el más grande que había enganchado, no sabía de que tamaño era el animal, por supuesto que después de pelearlo dos horas y media me di cuenta de que era un animalon, rogaba por que no se soltara, pero la verdad es que venía bien enganchado y después de dos horas y media al fin lo pudimos realizar.

Eran las 9:15 de la noche, Capitanía de Puerto nos buscaba por el radio y el papá de Ruso también, pero no podíamos dejar ir tal animal. Después de acercarlo varias veces a la lancha, Ruso lo pudo enganchar y subir, brincos y gritos de felicidad en medio del río a las 9:30 de la noche, se le olvida a uno el cansancio de la pelea cuando por fin lo sube a la lancha y se toma las fotos del ego. Ruso estimó en 160lbs al gran animal y después de las obligadas fotos lo devolvimos al mar y lo revivimos, gracias a Dios parece que sólo estaba tan cansado como yo. Es indescriptible el momento cuando se tensa la línea y uno se da cuenta de que trae un animal de ese tamaño.

Al otro día me tenía que regresar con mi hermano que se encontraba buceando en las cuevas de Tulum, la verdad prefiero la pesca, es menos peligrosa, pero antes de partir les dimos otra revisada a los sábalos del río. Otra vez abollaban por todas partes, engancho algo pero pensamos que era un jurel (Jack) y no hice el Set the Hook, para cuando me di cuenta el sábalo brinco y escupió el anzuelo, !Que desperdicio¡ ni modo. Seguían viniendo hacia nosotros, lanzo otra vez mi mosca enganchando otro animal grande, después de un minuto se revienta el leader, cambio la mosca rápidamente y engancho otro. ¡Esto es el paraíso! Después de una mediana pelea comparada con la de la noche anterior, lo realizamos, estimado en 80 lbs.

Este es un viaje que quedará en mi memoria, le doy gracias a Ruso por esos momentos que, para alguien que gusta tanto de la pesca con mosca, pescar sábalos de ese tamaño es a veces solo un sueño, que ya realicé, y estoy seguro que no será la última vez que persiga el gran Silver King. También quiero agradecer a verdaderos amigos como son Ruso, Carlos, Nassim, y Rodolfo. En general a todo el Club Península que ha logrado hacer un grupo que además de pescadores con mosca, se han convertido en verdaderas amistades.


Nota :

La Isla de Holbox (la letra “x” en maya se pronuncia como “ch” en castellano), es una preciosa ínsula de pescadores mexicanos localizada a poco más de dos horas por carretera del Aeropuerto Internacional de Cancún, en la Península de Yucatán, en el Estado de Quintana Roo. Sus calles son de arena, y sus casas antiguas construcciones caribeñas de madera. Aquí es donde el Mar Caribe se encuentra con el Golfo de México, por ello, sus aguas no son tan claras como las del Mar Caribe, pero su enorme pesca lo compensa. Sábalo, róbalo y jurel son las principales capturas. La pesca es buena todo el año, pero para el sábalo grande, los meses de verano suelen ser los mejores. Existen alojamientos económicos y costosos a lo largo de la pequeña isla, y bellos atractivos naturales que visitar. Alejandro Vega (El Ruso) oriundo de Holbox, dirige el Tarpon Club, que planea en convertirse en un lodge de pesca muy pronto. Él es el único ofreciendo los servicios de pesca con mosca en la Isla, y es un excelente guía de pesca. Vale mencionar que los Holboxenos son los anfitriones más espléndidos y amables del Estado de Quintana Roo.



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